Toda persona que pasaba por su lado, no podía dejar de hacerle un
piropo, era inevitable, ella no le ladra a nadie, no muerde, es muy calmada y
amigable con todos, solo algunas excepciones ya que si ella presiente que eres
una clase de amenaza para ella o sus padres, te ladrara sin parar hasta que desaparezcas
de su presencia. Cuando mi familia la conoció, se enamoraron de ella, incluso
mi papa, a él no le gustan los perros, pero Oreo fue la excepción, se convirtió
en su engreída, mi papa la sacaba a pasear, jugaban y le daba comida a mis
espaldas. Oreo es muy protectora con sus seres queridos, especialmente conmigo,
ya que desde que nos conocimos, no nos despegamos, literalmente. Aprendí también
que esa es una característica de su raza: proteger, cuidar y amar. Ella es súper
obediente, nunca he visto una perrita o perrito que haga caso como ella, su
padre la había educado muy bien, ya cuando yo llegue a su vida, agregue un
poquito más.
Nuestras alegrías y tristezas le afectaban a ella. En momentos duros,
ella era mi compañera, mi confort. Ella percibía mis emociones y quería estar allí
para mí. En nuestro hogar las cosas no iban bien, hasta que ya no tuvimos uno.
Oreo estaba sufriendo, igual que yo. Todo cambio el 4 de Julio del año pasado,
mi vida cambio. Su padre era quien se la llevaba a su trabajo, ya que al ser al
aire libre podía tenerla con él, en cambio yo no, yo trabajaba en un lugar
cerrado y no podía llevarla conmigo o cuidarla. Pero ese día el me sorprendió
con que sería mejor que yo la tuviera, solo déjala en el auto y checkeala cada
2 horas. No sé porque accedí, en mi mente tal vez ella era un ser humano, o yo creía
que ella era invencible y nada le pasaría, además no quería oponerme y crear un
conflicto innecesario. Pues eso hice, le lleve agua y comida cada dos horas,
pero cuando termine mi shift y abrí la puerta del auto y la llame, ella no respondió.
Mi corazón dejo de latir, cuando volví a la realidad, unos minutos después, una
parte de él desapareció. Llame a su padre, el cual me echó la culpa de todo por
supuesto, y hasta el día de hoy estoy segura no me perdona.
Ese día cambio mi vida, me siento culpable y responsable hasta el día de
hoy, no sé si lo superare, no puedo creer que haya pasado y Oreo ya no esté aquí.
Ella era mi hijita y mi responsabilidad era cuidarla, y no lo hice. Como mencione,
ya no teníamos un hogar y Oreo la estaba pasando difícil, pero ella siempre trataba
de alentarnos a su manera. Muchas personas me dicen, eso no fue tu culpa, la situación
no era fácil para ninguno de ustedes e hiciste lo que pudiste. Oreo ahora está
feliz. Muchas veces trato de darle sentido a aquella teoría. No hay excusa en
dejar a un ser viviente en un auto, pero créanme, en ese entonces era la único opción.
No me atrevo a tener un can otra vez conmigo, siento como si estuviera
reemplazando a Oreo y ella es irremplazable. Ese dolor todavía no se va, no
creo que se vaya nunca. Las personas que tienen perritos entienden ese amor
incondicional al cual me refiero. Solo quiero decirte Oreo, donde quiera que estés,
que te amo mucho hijita mia, cada día que pasa te extraño más, se feliz, siempre estarás
en mi mente y en mi corazón, y espero que me puedas perdonar. Ya se viene tu
cumpleaños! Feliz 6 añitos!
💓💕💖💗